El poder de alborotar al hombre.

 Así que, comencé a incorporar en los masajes un poquito de saliva cayendo cerca del pene mientras ellos me observaban, para luego aplicarla con el dedito mientras masajeaba la zona, el aliento cerca de la zona del perineo
 y pelvis sugiriendo una boca humeda y calida, pero solo sugiriendo. Era posible tanta excitación, el pene se ponía rígido al instante.
Introducía sus dedos hasta el final de mi garganta, realmente quedaban impresionados y muy excitados.

Usar la lengua como parte erótica es para mí fundamental en cada uno de los masajes. ¿Por qué prescindir de la parte que más placer nos dá?.
Pasión, transmitirla no es sencillo. Mi trabajo es sentir.
Así usé lengua, aliento y saliva. Así creé a Lucia como algo nunca experimentado.